Las acuarelas de Beristain se caracterizan por la transparencia y finura del colorido y por el realismo poético con que el artista ha sabido captar la atmósfera brumosa y tranquila. No se observa solamente en estas acuarelas el amor al paisaje montañés, tan delicadamente interpretado, siendo bien perceptible que Beristain se preocupa de algo más que de la fiel reproducción del panorama con certero instinto de pintor, procede por manchas exquisitamente calculadas, sugiriendo toques de luz o profundidades vegetales, sintetizando al máximo los factores plásticos hasta conseguir una eficaz unión de la firmeza pictórica y de la sutileza lírica. Predomina resueltamente el gris, y Beristain extrae de la aparente uniformidad toda una gama refinada de sugestiones y de matizaciones. Prescindiendo de cualquier detallismo enojoso, y actuando con la más delicada soltura, Beristain exterioriza en sus acuarelas un canto al paisaje nublado y melancólico, entonado con un acento de gracia casi musical. [ Más... ] [ Menos... ]

- Leopoldo Rodríguez Alcalde

Beristain, sumamente sensible, se inspira en la naturaleza con instinto poético y con notable capacidad de síntesis. Pocos y seguros trazos crean un paisaje de excepcional finura, a veces demasiado sobrio para ciertos gustos, pero siempre dotado de armonía y elegancia evocadora. Las acuarelas de Beristain son sencillas y ambiciosas a la vez: la economía de medios como ya advertí, es considerable y sin embargo, advertimos en esa austeridad una matización muy acertada, también un intento de trascender la realidad observada por intervención de puros toques de color que llegan a alejarse de la figuración para incidir en esa imagen soñada, a la que tanto debe la pintura paisajista. Continúa Beristain aprovechando las grandes oportunidades plásticas y lumínicas de los cielos ungidos de niebla; la transparencia de los grises y de los más finos azules crea la atmósfera adecuada de un paisaje que, orlando la bruma, tiene más de sereno que de melancólico. No son muchos los tonos empleados pues, como advertimos, es la austeridad el distintivo de estas acuarelas; austeridad, por suerte, capaz de exquisitas reverberaciones. Los primeros planos de arbolado, la imagen casi fantasmagórica del agua y de los horizontes empapados de niebla, forman un meditado conjunto, en el que no sobra ningún elemento; cualquier hiriente vistosidad ha sido severamente apartada de estas transfiguraciones del paisaje norteño. Paisaje que en más de una ocasión, deriva a simple pretexto para trozos de pintura ágil y viva, manchas de color ajenas a la copia servil, ejecutadas a la vez con fuego y con raciocinio. Es curioso comprobar en un pintor esa decidida intuición que le impulsa a extraer del paisaje los reales fundamentos líricos o pictóricos, uniendo con una buena mano de coloración esfumada y la solidez de la composición. Esta pintura aparentemente leve permite sospechar una armazón recia. [ Más... ] [ Menos... ]

- Leopoldo Rodríguez Alcalde

Beristain se nos presenta como un pintor sumamente delicado en la utilización del color, sobrio y a veces casi transparente cuando maneja los grises y los azules tan sutiles. En ellos, Beristain recoge ese subyugante momento de la amanecida cargada de nieblas que se disipan, de horizontes bañados de brumas, del discurrir del río mansamente mientras el reflejo del árbol hace un quiebro sobre las aguas que es como un punto más de lirismo en el conjunto. [ Más... ] [ Menos... ]

- Poo San Román

Las acuarelas de Beristain, leves sin debilidad, poéticas en su culto a la transparencia cromática, reivindican las mejores exigencias de flexibilidad y elegancia del género.

- Leopoldo Rodríguez Alcalde

Las acuarelas de Domingo D Beristain, son una muy noble lección del tratamiento que corresponde al género: fluidez, levedad, lirismo y sencillez. Difícil en extremo, por cuanto los cultivadores de la acuarela tienden, quizá por un sentimiento dimanado de la propia fragilidad del género, a acentuar, a solidificar la composición, buscando un efectismo visual que destruye el encanto natural espontáneo, de la transcripción acuarelística. Beristain contempla el tema desde sus observatorios interiores y lo que traduce no es la realidad, sino la transmutación de esa aparente realidad. No imita a la naturaleza, ni tampoco permite que ésta se le imponga y le obligue, sino que se deja transir por sus sensaciones, por su música interior. [ Más... ] [ Menos... ]

- Victoriano Cremer (Crítico de Arte), León 1983

La acuarela es un excelente medio para los estudiosos del natural, pues reproduce los variados matices de la atmósfera y se presta a tonos delicados y vaporosos. Beristain conoce el método a la perfección. Con su pincelada precisa, segura y libre fija una impresión fugaz, el efecto pasajero de la luz entre nubes, niebla o lluvia sobre el paisaje del Norte. Es aquí donde se concentra la gran dificultad del procedimiento que el artista resuelve con armonía y espontaneidad en sus acuarelas. Las composiciones parecen esbozadas, recreando en el papel la primera idea que quedó impresa en la retina. Sin estridencias ni excesos en el acabado, el conjunto expuesto es sobrio y elegante. El colorido mantiene el frágil equilibrio entre forma y contenido: azules diluidos, grises plomizos para los cielos y aguas fabulosamente tratados; ocres, pardos y verdes apagados dan forma a los valles y árboles otoñales. La transparencia graduada de los tonos proporciona variedad, suavidad y vigor al colorido. Del fondo natural y no del papel, resultan los blancos por lo que las correcciones son. Uy difíciles o casi imposibles. Solo la previsión, la habilidad de ejecución de Beristain, a las que se suma una profunda sensibilidad, evitan el hacer de estas imágenes tan solo un alarde de virtuosismo. [ Más... ] [ Menos... ]

- C.G.S. CRITIC’ART

El 5 de diciembre de 2001 moría en Santander, Domingo Díaz Beristain, ilustre acuarelista cántabro, cuyas obras vienen siendo catalogadas entre las mejores de los mejores acuarelistas de su tierra y de su tiempo. Como hombre, Beristain sigue vivo entre nosotros; en su familia y en sus amigos que seguimos disfrutando de su recuerdo siempre entrañable y cercano, como esposo, como padre y familiar o compañero de innumerables tertulias a las que siempre acudía con Mari su inseparable esposa. Beristain como artista, se perpetúa además en su obra, abundante y extraordinariamente valiosa. Desde ella sigue haciendo gala de su sensibilidad exquisita y lírica. Las transparencias cromáticas de sus cuadros siguen cantando poéticamente el paisaje velado y brumoso de los amaneceres invernales o los atardeceres asombrosamente encendidos y misteriosos del entorno cántabro. Las acuarelas de Beristain nos dan su visión personal de las cuatro estaciones del año en una Cantabria mágica, llena de inquietantes espacios de penumbra, con sombras y colores filtrados por una naturaleza espléndidamente exuberante y espectacular. Asomarse a sus cuadros es gozar de una visión difícil de olvidar. Beristain tenía el don, ni fácil ni frecuente entre los pintores cántabros, de saber enfrentarse magistralmente a los problemas con que tropieza frecuentemente la pintura de esta tierra singular: el color y la luz. Su técnica acuarelista, limpia y directa, no copia con realismo el paisaje que ve sino el sentimiento que en él despierta y los lazos que le unen a él. POr eso hoy, al echar una mirada retrospectiva a su obra y contemplarla en su conjunto, me parece verle de nuevo a mi lado, sencillo, perdido entre sus cuadros y la gente, buscando solícito a sus amigos y preguntando ingenuamente ¿te gusta? Si Domingo, tu obra nos encanta como tú sabes que siempre nos encantó, pero hoy más que nunca porque sentimos al mismo tiempo tu presencia y tu ausencia en esa atmósfera brumosa y soñada que desbordan tus cuadros y que se prolonga más allá del espacio en el que tu sigues estando. [ Más... ] [ Menos... ]

- José Manuel Gutiérrez Bravo.

La contemplación de las acuarelas de nuestro añorado Domingo Díaz Beristain, un gran pintor, dotado de una sensibilidad exquisita, me produce un auténtico deleite de espíritu. Fiel a los principios etimológicos de la acuarela, agua y color, consigue plasmar, al amparo de la mancha blanca de papel, y de la transparencia y sutileza de los colores, unas imágenes llenas de sugestión poética. Yo que soy un viejo pintor de caballete, algunos dirán, ¿ahí va ese chiflado caballero andante de la pintura del natural!, Admiro la capacidad de Beristain para transcender a la propia naturaleza que toma punto de referencia. El va más allá de la mirada, rompe la barrera del horizonte y se adentra, sin miedo a lo desconocido, en las sendas invisibles del misterio. Ante los cuadros, el espectador se hará, tal vez la eterna pregunta: ¿El arte imita a la naturaleza o, por el contrario, la naturaleza imita al arte? Pero mas que dejar constancia del talento creador de Beristain, yo quisiera resaltar los valores humanos de la persona que ha dejado con su desaparición un hueco espiritual imposible de llenar, Sin Rafael, sin Aurelio, sin Domingo, la Tertulia Sago ha perdido una parte importante de sus componentes valedores del arte como forma de convivencia y de relación humana. Juntos como hermanos, vivimos momentos inolvidables, como la Exposición Las Edades del Hombre, y la extraordinaria muestra sobre las pinturas de Goya en el Museo del Prado. Personalmente, las relaciones afectivas de nuestros respectivos matrimonios adquirían, en cada viaje, en cada encuentro, un tono de auténtica hermandad. Casilda no podía estar sin Mary, y Mary sin Casilda, ahora, tanto Mary como yo, podemos hacer nuestras las palabras del poeta: "Ya se quedaron solos mi corazón y el mar". [ Más... ] [ Menos... ]

- Balbino Pascual

Beristain, nuestro querido compañero de Tertulia Sago, nos ha dejado recientemente. No obstante, en sus cuadros nos ha quedado una parte de su fuerte personalidad, pero curiosamente, ha sido la más suave y amable, pues con su pincel de pelo de marta, mojado en liviana mezcla de acuarela, guiado por su mano maestra, captaba y trasladaba al papel la bruma norteña, envidiablemente, con suavidad. Las últimas pinceladas en su obra, eran fuertes de color y trazo, como afirmando su fuerza de carácter y firmando sin firmar, su obra más lograda. Un maestro para los que practicamos la misma técnica: La acuarela. [ Más... ] [ Menos... ]

- Aurori Miranda

Las acuarelas de Beristain contemplan las cuatro estaciones del año en una Cantabria mágica, llena de misteriosas parcelas de sombras y colores filtrados por una naturaleza espléndida, exuberante, húmeda y crepuscular… Asomarse a sus cuadros es gozar estéticamente de una belleza muy difícil de olvidar. Beristain tiene el don, ni fácil ni frecuente entre los pintores cántabros, de saber interpretar fielmente la tierra en que vive y resolver adecuadamente el reto de su luz y su color. Tanto por su técnica acuarelística, limpia y directa, como por su coloración finísima y una sensibilidad exquisita lo colocan en vanguardia entre los mejores Maestros Acuarelistas de la actualidad. [ Más... ] [ Menos... ]

- José Manuel Gutiérrez Bravo

Dueño de un dominio absoluto de la técnica de la acuarela, Beristain se mantuvo siempre en un discreto plano; seguramente sus pretensiones no iban más allá del goce íntimo que le proporcionaba recrearse en la materialización de los líricos paisajes que brotaban espontáneamente de su mente limpia. Sólo una mirada poética tan sensible como la suya podía descubrir en las contaminadas orillas del Besaya aquellos milagrosos paisajes inundados de humedad contenida, siempre a punto de reventar la lluvia. La magia del agua, administrada sabiamente por sus pinceles, tejía sobre el papel, con asombrosa facilidad, un delicado muestrario de levedades cromáticas capaces de aunar los elementos del paisaje, fundiéndolos en una exquisita armonía de grises azulados. Al contrario que tantos adocenados acuarelistas, Beristain interpretaba la naturaleza con los colores juntos en un malabarismo de luces y transparencias fugaces que hacían que su obra brillara con luz propia. Ahora que evoco sus paisajes irrepetibles, me viene a la memoria su discreta presencia en los eventos artísticos y lamento de veras no haber salvado más a menudo el tímido y sonriente saldo; parapeto frágil tras el que escondía una vivencia del arte cuajada de satisfacciones personales. En un panorama artístico astragado de manipulaciones y artificios pretenciosos, poder disfrutar una vez mas de sus acuarelas es, cuanto menos, un regalo de frescura y autenticidad. [ Más... ] [ Menos... ]

- Eloy Velázquez

Rebolledo, Julio, Mauro, Martín Casas y Díaz Beristain. No, no es ninguna delantera de los años heroicos de la Gimnástica. Son artistas, pintores, escultores, alguno además poeta. Tampoco son los representantes de la Escuela de Paris. Formaron otra escuela, forjaron su arte sin dejar su tierra, lejos del exilio distante, duro pero suavizado por el manto protector de la elite intelectual internacional. Su canon artístico lo establecieron bajo el flujo de la Escuela de Artes y Oficios. La inspiración en su trabajo diario en "La Mina", fuente de metales de frías aplicaciones industriales, pero cálido crisol de solidaridad en unos años difíciles en que la prioridad de ganar el pan de cada día dejaba poco margen para buscarla en la contemplación y mucho menos en el ambiente bohemio. Yo recuerdo cuando bajaba a la escuela de "Doneduardo" mis encuentros con Mauro Muriedas caminando hacia el taller con la cesta de mimbre de la comida en su mano, a mi primo Domingo "Mingo" Díaz en bicicleta ("de mujer" y con paraguas abierto en una mano si fuera menester) pedaleando por La Viesca. También recuerdo que cada año con ocasión del programa de fiestas por Santa Bárbara se convocaba un concurso de pintura. En la convocatoria de 1.961 triunfó, en la modalidad de óleo, con la obra "La Casona". Triunfaron sobre las penurias económicas, sobre las secuelas dramáticas de una posguerra y triunfaron porque encima de todas esas dificultades sobrevivió su inquietud por el arte. La cortedad de mis conocimientos artísticos no me permiten hacer una valoración de la calidad de la obra de Mingo, más allá de las sensaciones que en mí producen sus cuadros (olor de tierra verde, ensueño de naturaleza pródiga) y de los comentarios elogioso escuchados a expertos. Pero además de haber mostrado sus obras en muchas exposiciones, son no pocas las paredes de modestos domicilios de compañeros de La Mina en las que cuelgan sus cuadros, orgullosa introducción al arte para trabajadores que admiran tanto su calidad artística como la humanidad de su autor. [ Más... ] [ Menos... ]

- José Luis Gil Díaz

Una acuarela de Beristain surge del papel en blanco cono espesa niebla que se diluye dulcemente, dejando ver el paisaje que, tenue, se ilumina entre los últimos jirones algodonosos que se recuestan perezosos en las hondonadas, en las charcas, por la cima de las colinas, fundiéndose con el cielo. Paisajes de esta tierra, recreados de manera sutil que pareciera que alguna vez estuvimos allí, que forman parte de nuestros recuerdos o, quizás, de nuestros sueños. Cielos de acuarela, densos de nubes de tormenta, nítidos en mañanas de verano, plomizos anunciando la nevada....y esos árboles en invierno, con su esqueleto oscuro invitándonos a pasear por un bosque fantasmal, reflejándose en aguas mansas, de increíble transparencia. Si de verdad existe un Cielo, seguro que es de acuarela. Allí está ahora un hombre que, entrecerrando los ojos, nos lo pinta nuevo cada mañana. Hasta aquí, mi homenaje de admiración a Beristain, el pintor. Pero a Domingo, mi tío, le dedico un soneto de José Bergamín, que expresa mejor que yo misma mi pensamiento sobre la fugacidad y la permanencia. Aquí nació mi vida a la esperanza y aquí esperó también que moriría; ahora que vuelvo aquí, parecería que el tiempo me persigue y no me alcanza. Detiene el otoño el paso a la mudanza que en la luz, en el aire se extasía; los árboles son llamas, su alegría enciende ya mi bienaventuranza. Todo pasó. Todo quedó lo mismo; como si en este otoño floreciera, ardiendo en el fulgor de su espejismo, última para mi, la primavera; abismo del no ser al ser abismo la eternidad del tiempo prisionera José Bergamín Con un abrazo para mi tía y mis primos [ Más... ] [ Menos... ]

- María Paz Herrera Jubete

Pintura rápida, fluida, agitada por el trazo y placentera contemplación, ahonda en la esencia del paisaje, en esa atmósfera que se vuelve azul, acaso transparente, colmada de melancolía, acaso de paz. Sencilla, como el pincel que la concede vida, es capaz de evocar sentimientos diversos, afianzados siempre en esa sensación pacífica derramada en cada forma. Distinta a otros estilos, y con un lenguaje personal, incluso distinto al de su hermano Manuel Liaño, Domingo Beristain parece mirar a la Naturaleza a través de la nostalgia, acaso de una mirada transparente que se hace eco en esos cielos tersos, o en la matización precisa de los colores, que se decantan entre la suavidad y la delicadeza. Tras más de treinta años dedicado a la acuarela, a Beristain no le cuesta admirar un espacio natural. Y es que, en sus cuadros puede captarse la lejanía, o esa belleza que solamente con la mirada perdida es posible recuperar. Beristain pinta en soledad pues necesita concentración, solamente boceta en la calle, y apenas plasma figuras humanas en sus acuarelas. Únicamente en paisajes con nieve, en ocasiones, se puede vislumbrar alguna persona con algo rojo, para hacerla destacar sobre el blanco. Hombre que siente pasión por la tierra cántabra, apuesta siempre por la acuarela. [ Más... ] [ Menos... ]

- Alexis Fernández